Vivimos en un mundo acelerado, de eso no cabe duda, es más, se premia al más rápido, al que hace más cosas, al que dice que no tiene tiempo para nada, al que va siempre de aquí para allá sin parar.
Y ante esto, yo no puede dejar de pensar que hemos venido aquí a disfrutar, a VIVIR, y si nos pasamos el tiempo en busca de la siguiente actividad, ¿realmente estamos disfrutando de los verdaderos placeres que nos ofrece la vida?
Ante esta pregunta, cuya respuesta para mí es más que evidente, he decidido hacer una selección de razones para empezar a vivir más lentamente, para disfrutar del slow life, (ya os expliqué en este post lo que significan estas palabras para mí). Y aquí van:
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Para aumentar tu creatividad. No es un secreto que las ideas geniales y los momentos de máxima inspiración suelen llegar cuando menos lo esperas, cuando estás relajado, cuando paseas, mientras tocas un instrumento, …
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Porque tu cuerpo lo agradecerá (y tu mente también). Sólo es necesario observar un poco la naturaleza para darnos cuenta de que los que vamos desfasados somos nosotros, el resto de seres vivos siguen unos ritmos mucho más pausados. Al final no debemos olvidar que también somos animales, que somos parte de esa naturaleza, y que nuestro cuerpo no está preparado para ese ritmo frenético al que lo sometemos (basta observar las tasas de estrés y enfermedades).
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Para poder escucharte. Viviendo en esta sociedad de velocidad constante y tareas sin fin uno no tiene tiempo para sí mismo, para pensar qué vino a hacer a este mundo. Así la vida pasa sin darnos cuenta siguiendo unas pautas impuestas desde el exterior que no llegamos a cuestionar porque no tenemos tiempo! Qué sinsentido!
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Para ser capaz de disfrutar de las pequeñas maravillas que te ofrece la vida, un atardecer, unas nubes que pasan, el sol sobre tu cuerpo, las hojas cayendo lentamente, …en fin, maravillas están ahí pero que pasan desapercibidas cuando vamos demasiado rápido para observarlas.
- Y finalmente, para poder alcanzar ese ansiado estado de paz interior al que sólo se puede acceder desde el silencio y la calma.
Así que este es mi top 5 de razones para vivir una vida slow. Hay muchas más, pero posiblemente estas son las más cercanas a mi y las que he experimentado de primera mano.
¿Y las tuyas? ¿Te apetece compartirlas?
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