Yo podría ser adicta a los cursos de DIY varios. Si viviera en una ciudad se que ésta sería una de mis perdiciones, crochet, tricot, muñequitos, estampación, aguja mágica, …en fin, que en los Duduas, Grossomodos y compañía tendrían que darme un carné VIP. Pero como ya sabéis vivo en un pueblo, a más de 200 km de todas esas tentaciones, así que me he convertido en autodidacta y seguidora de tutoriales online. Hasta ahora había centrado mi energía en el corte y confección, y más concretamente en el sector vestidos y faldas, que es muy agradecido (ya os iré mostrando). Pero llevaba un tiempo tentada por el ganchillo.
Aún recuerdo que cuando era pequeña sabía los puntos básicos y pensé que no sería difícil recuperarlo. La semana pasada compré un ganchillo intermedio y un ovillo de lana verde, y tras dos tutoriales de Katia lanas muy didácticos me puse a ello. Cómo me gustan ese tipo de tareas donde ves el avance con facilidad!
A los dos días tenía acabado este … no se cómo describirlo … cuello multiusos?, hecho sin patrón, así un poco a ojo, pero no veas que alegría al acabar, qué resultón y polifacético. Es un tres en uno: cuello cerrado para los días de más frío, semicapa para tapar un poco la zona hombros y capa total para llevar sobre un vestido o blusa. Hubiera hecho dos pompones más grandes al final de los cordones pero no me quedaba más lana, de todas formas, más feliz que una perdiz con mi cuello-capa!
Ahora mi mente se ha vuelto loca con el ganchillo, se me va la cabeza pensando en las infinitas posibilidades que se abren ante mí: mitones, calentadores, bufandas (claro, todo cosas simples adaptadas a mi nivel principiante). Vamos, que este invierno igual me convierto en una muñeca michelín forrada de ganchillo.
Y vosotros, slowers, ¿alguna pasión oculta por ahí?
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.