HISTORIA DE LAS ALPARGATAS
La alpargata o zapatilla de esparto, cuyo origen se remonta a los íberos y romanos, fue el calzado utilizado por obreros y campesinos de España hasta bien avanzado el siglo XX. Siendo un calzado de trabajo, la alpargata, modesta, económica y de confección artesanal utilizaba como materia prima el abundante esparto existente en la montaña mediterránea. Cuando dejó de ser atuendo de trabajo en el medio rural, pasó a ser calzado veraniego y de descanso, por la comodidad, frescura e higiene que proporcionan las fibras naturales usadas en su confección. Se trata de un calzado natural, ligero y transpirable, perfecto para la época estival, muy utilizado en todos los países mediterráneos.
Este calzado tiene una gran tradición en todo el territorio de la Comunidad Valenciana, Cataluña, la Rioja, Navarra y País Vasco, así como en zonas del sur de Francia. Las había con cintas y sin ellas, siendo las primeras las que se utilizaban para bailar, y que han permanecido como parte de los trajes regionales. De hecho, cada zona o pueblo se caracterizaba por un color y disposición de las cintas diferente.
La confección de alpargatas era un oficio artesanal vinculado a las zonas rurales, donde se obtenían las materias primas para la suela. Se trataba de una actividad artesanal complementaria de la agricultura, que se desarrollaba mayoritariamente en el ámbito doméstico, donde se integraba el trabajo de todos los miembros en las diferentes fases de su confección.
A finales del siglo XIX se produjo un gran auge de la alpargatería. En esta época se produjo una industrialización del proceso artesano, con la presencia de obreros especializados en cada frase el proceso: urdidores, encargados de disponer la trenza y el hilo necesarios para la realización de la suela; cosedores, que cosían la suela con sus almaradas; cortadores, que con patrones, jaboncillos y enormes tijeras aprovechaban las piezas de lona con precisión geométrica; aparadoras, que cosían los cortes o caras; y por último, las cerqueras y bigoteras, que con grandes agujas terminaban las alpargata.
En Slowers rendimos homenaje a este oficio tan artesanal y rural. Además, bajo nuestra filosofía del Slow Life, consideramos que este es el calzado que más nos representa porque se trata de un calzado cómodo y fresco ideal para utilizar en nuestros paseos veraniegos, porque utiliza fibras naturales y permite el contacto directo de nuestros pies con la naturaleza, porque se sigue fabricando de forma artesanal y siguen cosiéndose manualmente una a una, y porque además, las zapatillas de esparto Slowers son bonitas.
En definitiva, una verdadera experiencia de vida slow.
Las alpargatas Slowers incitan al relax, a pasear con calma disfrutando de la vida, a caminar a otro ritmo, a vivir la vida slow …
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