La tecnología ha irrumpido con una fuerza brutal en nuestras vidas y, sí, nos ha traído muchas cosas buenas, pero también ha provocado que la palabra “ocupado” se haya extendido por doquier en nuestras vidas. Parece extraño, pero es así. La vida 3.0, esa que se define como moderna y actual, nos ha quitado lo más preciado que tenemos: el tiempo.
Siempre vamos con prisa a todos los sitios de una forma caótica. Nunca desconectamos. Vivimos a salto de mata, sin tiempo para hacer lo que realmente deseamos: quedar con amigos, salir al cine en pareja, disfrutar de una puesta de sol, viajar y conocer mundo, o jugar con nuestros hijos. Vivimos una vida alejada de nuestros sueños porque no nos queda tiempo de ir a por ellos.
La “pobreza de tiempo” es la peor enfermedad de la sociedad de hoy en día. Ya es hora de plantarle cara y yo me he propuesto ayudarte. En este post vas a poder encontrar 6 consejos para llevar una vida slow que te ayudarán a echar el freno y poder vivir de una forma plena, consciente y más feliz.
6 consejos para llevar una vida slow
¿Te suena el movimiento slow? Estoy segura de que has oído hablar de él. Nació en la década de los 80 como contraposición al movimiento fast food. Sin embargo, esta filosofía pronto se convirtió en un verdadero estilo de vida conocido como slow life.
Y no, la vida slow no significa hacer todo de forma lenta, literalmente. La vida slow promueve que llevemos adelante los aspectos cotidianos de nuestra vida a una velocidad correcta, aquella que nos permita saborear y disfrutar cada minuto de nuestro día en lugar de limitarnos a verlos pasar. El movimiento slow te ayuda a ser más consciente de tu ser, y a vivir más conectado con tu cuerpo y con el entorno que nos rodea.
¿Cómo puedes conseguir llevar de la teoría a la práctica esta vida slow? En realidad, es muy sencillo. El primer paso es que seas consciente de que esta es la filosofía que deseas seguir de corazón. El segundo paso es ir aplicando el modo slow a las diferentes facetas de tu vida.
Aquí van unas claves…
#1 Somos lo que comemos
Como te he contado, el movimiento slow es una respuesta a lo que se bautizó como fast food. La comida rápida estaba envenenando nuestros cuerpos y, sin embargo, cada día eran más los consumidores que se acercaban a este tipo de alimentación tan poco saludable para las personas como para el medio ambiente. Parte de la sociedad se percató de que el cambio cultural hacia un consumo de alimentos responsable, sostenible y respetuoso era necesario.
Optar por una alimentación casera, elaborada a base de productos locales y de cercanía, y tomarte tu tiempo para disfrutar de la comida con calma y tranquilidad te acerca un pasito más hacia esa vida slow que deseas.
#2 Consumismo a raya
Somos la sociedad del consumo. Todo a nuestro alrededor parece motivarnos a querer siempre más. La publicidad nos dice que necesitamos un montón de productos para poder vivir y que sin ellos no seremos realmente felices. Por suerte, cada vez crece el número de personas que han aprendido que más no equivale a mejor.
Una vida slow es aquella que se detiene a observar cómo consumimos y en qué gastamos nuestro dinero. Apuesta siempre por acumular vivencias y experiencias por encima de reunir pertenencias. Incorpora a tu vida objetos elaborados con cariño, amor y tiempo. Son este tipo de enseres los que están cargados de esencia. Por ello, van a perdurar y a sumar en tu vida.
#3 Conexión profunda
La última campaña navideña de una conocida marca de licor lanzaba un mensaje claro: “tenemos que vernos más”. ¿Cuántas veces has pronunciado esta frase después de hablar con algún amigo o familiar? Seguro que decenas de ellas. Y, ¿sabes por qué la decimos? Porque la sentimos de corazón y tras pasar un rato agradable con determinada persona hemos sentido esa conexión especial que nos hace vibrar.
Los seres humanos somos seres sociales, pero muchas veces parece que lo hayamos olvidado. La interacción cara a cara con las personas está pasando por sus momentos más bajos. Nunca antes el ser humano había convivido tan poco con sus iguales. Hoy en día no es necesario que estemos frente a frente para hablar o conversar, y la comunicación no verbal se pierde casi por completo.
Las redes sociales nos han llevado a crear una gran cantidad de relaciones de poca profundidad. Para caminar hacia una vida slow tenemos que cambiar esta dinámica. Se trata de volver a la interacción personal profunda y a disfrutar de la presencia de las otras personas.
#4 Cuida con calma
La vida moderna ha hecho que descuidemos a dos de los grupos más importantes para una sociedad: sus niños y sus mayores. Apenas tenemos tiempo para dedicar al cuidado de las personas dependientes, esas que más nos necesitan y quien más nos pueden enseñar.
Los niños son auténticos maestros de la vida slow. Ellos nos enseñan a ver la vida desde la óptica de la inocencia, sin prisas y fijándonos en lo realmente esencial: “lo invisible a los ojos”. No obstante, el ritmo de vida acelerado nos impide estar al lado de nuestros hijos y de nuestros nietos. Y esto es un grave error. Tenemos que aprender a criar y a educar con más respeto, más calma y, sobre todo, más tiempo porque el tiempo es la clave de todo.
También los mayores tienen muchas enseñanzas que legarnos. Compartir tiempo con ellos para darles la oportunidad de hacernos partícipes de sus experiencias es algo fundamental en una vida slow.
#5 Trabaja para vivir
Hemos convertido al trabajo en uno de los pilares de la vida contemporánea y nos hemos equivocado. Hoy la frase de “trabaja para vivir, no vivas para trabajar” es más necesaria que nunca.
Avanza hacia el movimiento slow cambiando todo aquello que no te gusta. Si no te sientes bien en tu trabajo, cámbialo. Busca aquello que realmente nutra y llene tu interior para poder alcanzar la realización personal y profesional. Cambia tu perspectiva para cambiar tu mundo.
#6 Llevar una vida slow
La slow life debe impregnar todo aquello que haces. Estar en contacto con la naturaleza, meditar, hacer yoga o pasear —a mí me encanta, de hecho así nació Slowers— son magníficos ejercicios de introspección que te permitirán conocerte un poquito mejor, y recuerda: el conocimiento es lo que nos hace verdaderamente libres.
La vida slow es, en definitiva, una nueva mirada hacia el mundo y hacia la vida que te permitirá ser más consciente de tus anhelos y de tus deseos. Nunca olvides que solo tenemos una vida. Mi consejo final es que la vivas como tú quieras y no como nos han impuesto que hay que vivirla. Ahora ya sabes cómo llevar una vida slow. ¿Te unes al hashtag #PASOSSLOW?
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