¿A veces sientes que tu vida no te pertenece? Pienso que esta es una sensación que todos hemos tenido en un momento u otro, es como si nuestra vida fuera a la suya y nosotros siguiendo sus pasos.
Pues aquí el consejo slow del día: SIMPLIFICAR. Eliminar todo lo superfluo, lo que no es importante, lo que no nos hace felices.
Y unas recomendaciones, como siempre basadas en mi propia experiencia, que te pueden ayudar a encontrar tu camino hacia una vida más simple.
1. Aprender a diferenciar entre lo importante y lo urgente. De este tema ya hablamos otro día y para mí es vital. Hay veces en que no me doy cuenta y me dejo llevar por el día a día hasta que empiezo a ver que las cosas no salen, que van lentas, que algo pasa.
Ese es el momento de parar. Para ser capaz de ver en perspectiva, de analizar desde fuera qué finalidad tiene todo eso que estás haciendo, de estudiar qué es lo que quieres, cuales son tus deseos, tus sueños.
2. Eliminar de la agenda todo aquello que no te hace feliz. Lo se, ahora me dirás que hay cosas que no se pueden evitar, etc, etc, pero hay muchas que sí, te lo aseguro, y son la mayoría.
Yo ante estas situaciones me digo que cada minuto que dedico a algo que no me hace feliz es un minuto que no estoy aprovechando para ser feliz.
3. Reducir tus necesidades. Evalúa qué necesidades te satisfacen a ti y cuales son para satisfacer a los demás. Parece sencillo pero aquí hay mucha tela!
4. Tira (recicla, reutiliza, dona,…) todo aquello que ya no te sirve. Todo aquello que hace más de un año que no usas es que no lo necesitas.
De tanto en cuanto está bien hacer limpiezas intensas de ropa y objetos varios que van llenando la casa y que ya no utilizamos. Es un buen ejercicio de feng shui en el que eliminas lo viejo para dejar paso a todo lo nuevo que quieres que entre en tu vida. ¿Sabes? Mientras no eliminas cosas de tu vida no estás dejando que entren otras, primero se vacía, luego se llena, muy zen.
Pues eso, que simplificar es un paso necesario hacia una vida slow, nos ayuda a conectar más con nosotros y a encontrar la energía para dirigir nuestra vida.
Y tú ¿cómo simplificas?
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