Septiembre es el mes de la vuelta a la cotidianidad y a la rutina. Esto, para algunos, suena aburrido pero no tiene por qué ser así. Rutinas como la de vestirse, calzarse o hacer el cambio de armario pueden convertirse en rituales que nos lleven a sentir plenitud. En este post encontrarás ideas para convertir la rutina en ritual y empezar la temporada con buen pie.
Empecemos por el principio ¿Qué es una rutina? Según la RAE se trata de la costumbre o hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y de manera más o menos automática.
Las rutinas, cuando nos apoyan, son algo muy positivo porque son un mecanismo que nos libra de malas decisiones. (En este post de Instagram hablamos sobre como incorporar buenos y nuevos hábitos)
Cuando repetimos una acción durante un tiempo nuestro cerebro deja de ponerle toda la atención y la lleva a otra área cerebral donde pasa a convertirse en un automatismo. Es el mismo mecanismo que cuando aprendemos a conducir. Si estamos aprendiendo pensamos cada movimiento, en cambio cuando ya sabemos no tenemos que pensar en qué momento cambiar de marcha o mirar el retrovisor. ¡Nos sale solo!
La clave está en tener rutinas sanas que nos apoyen. No es igual tener la costumbre de lavarse los dientes antes de ir a la cama, que la de comerse un dulce cada noche. Si lo haces un día no hay diferencia, pero a la larga las consecuencias serán cada vez más palpables.
Si en piloto automático hacemos una serie de cosas que nos mantienen en equilibrio la vida es más sencilla. Los hábitos no tienen por qué ser tediosos, también podemos generarlos para sentirnos alegres. Podemos tener la costumbre de cantar a diario o de bailar, o de quedar todos los jueves para comer con una amiga… Al crear nuevas rutinas nos gusta recordar que no todo han de ser obligaciones y esfuerzo.
En Septiembre tenemos la oportunidad de elegir nuevos hábitos que hagan que nuestro día a día esté más alineado con la vida que deseamos. ¡Queremos aprovecharlo!
Hay un peligro, las rutinas pueden llegar a convertir nuestra vida en una serie eterna de movimientos repetitivos y monótonos. Puede llegar a ser una forma de perder poder de decisión.
Para no llegar a eso nuestra propuesta es convertir ciertas rutinas en rituales. ¿Cómo hacerlo? Muy sencillo, con creatividad, presencia y actitud de aprendizaje. Con estos ingredientes nos hacemos mucho más conscientes de nuestras acciones.
Un ritual es un acto sagrado, una acción a la que damos un valor simbólico, algo parecido al juego de los niños. En un ritual siempre hay una intención subyacente y mientras lo hacemos somos conscientes de lo que está pasando.
Lo simbólico es muy poderoso, es el lenguaje del inconsciente y además activa nuestra creatividad.
Nuestra intención para este otoño es dar valor simbólico al día a día. Revalorizar la cotidianidad porque en ella pasamos la mayor parte de nuestra vida. En Slowers somos amantes del día a día y por eso nuestros zapatos están hechos para vivirlos. En Septiembre apostamos por nuestras Pixies, un zapato cómodo, orgánico, vegano y bonito hecho para que te acompañe en muchos momentos.
Ideas para llevar el ritual al día a día y al armario.
Podemos pasar meses preparando nuestro look para una boda y sin embargo nos vestimos cada mañana en piloto automático. ¿Y si equilibramos un poco eso?
Nuestra propuesta es aprovechar el cambio de estación y la vuelta a la cotidianidad para ritualizar la forma en que nos vestimos. Puedes empezar por aquí y después llevarlo al área de tu vida que quieras.
Aquí van nuestras cositas que podemos hacer juntos:
- Vestirnos en las estaciones frías requiere más tiempo, es un momento de incorporar nuevos hábitos. Volver a atar cordones, a ponernos más capas puede ser un buen momento para estar más presente. Puede ser un momento de intimidad contigo misma. Notar las sensaciones de las prendas en contacto con la piel, cerrar los ojos y sentir cada prenda. Vestirte desde dentro reparando más que en la percepción interior. Reparar en si algo te aprieta, si te gusta o te disgusta como sientes tu pie dentro del zapato, si pesan demasiado esos pendientes…
- Aprovechar el cambio de armario para jugar con la ropa, ser creativa y atrevernos a probar cosas nuevas.
- Poner una intención en lo que hacemos. Por ejemplo, cuando te deshagas de una prenda piensa que es un acto simbólico en el que dejas atrás actitudes o sentimientos sobre ti misma que ya no te sirven. Tómalo como una actualización de ti misma.
- Probar la ropa ante el espejo combínala de forma distinta creando nuevos looks. ¡Date permiso para experimentar!
- Imaginarnos con un estilo diferente e introducir alguna prenda, complemento o incluso un corte de pelo de ese estilo que nos gusta y no nos hemos atrevido a probar.
- Cambiar la organización del armario y dejar en perchas con nuevos looks ya montados para facilitarte las decisiones matutinas.
- Convertir la relación con tu ropa en un símbolo. Pasamos mucho tiempo lavando, tendiendo y doblando prendas. ¿Y sí lo convertimos en un juego? Puedes hacerlo despacio como si fuera una meditación o puedes hacer ejercicios de respiración o simplemente pensar que tratar tu ropa con mimo es un símbolo del amor que te tienes.
Estos pequeños cambios no te llevará mucho más tiempo que hacerlo con normalidad. Aunque no es necesario hacerlo a diario te invitamos a adquirir el hábito de poner más presencia en todo lo que rodea el acto de vestirte.
Esto es todo, nos encantaría leer en comentarios tus sugerencias. Tienes algún ritual o alguna idea que pueda inspirarnos? Nos encantará leerte.
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