El impacto positivo que puede conllevar un acto tan aparentemente sencillo como comprar unos zapatos Slowers es más hondo de lo que parece a priori. En el post de hoy quiero hablarte de todos los actos y personas que están moviendo nuestra marca, a su ritmo, y de la huella que dejamos en el mundo.
Generalmente hablamos de como hacemos nuestros zapatos para que sus materiales y su fabricación dejen una huella positiva en el planeta. Es importante para nosotros hacer nuestros zapatos en el mismo país donde se venden, usar materiales orgánicos y veganos, eliminar el uso de plásticos de todos nuestros procesos y un largo etcétera de medidas para ser lo más respetuosos que podemos.
De lo que hablamos menos es de la huella social y económica que deja un pequeño acto como comprar un par de Slowers.
El otro día nos pusimos a contar todas las personas que intervienen en que nuestra empresa continúe hacia adelante y nosotros mismos nos sorprendimos. Empezamos a imaginar Slowers como un ecosistema que se alimenta y retroalimenta para seguir generando vida y riqueza. Buscamos que nuestra forma de funcionar sea lo más parecida a la de la naturaleza.
Al comprar en Slowers estás contribuyendo a la economía de un montón de pequeñas empresas, autónomos y familias. Voy a presentártelas.
En el equipo de Slowers somos cinco personas a tiempo parcial o completo: David en pedidos y atención al cliente, Santi en los números y proveedores, Guille con la contabilidad, Laura en el marketing online y María junto a Ringo, en el diseño y la coordinación general.
Esto no acaba aquí, intervienen muchas más personas autónomas o pequeñas empresas, como Patricia que se encarga de los anuncios, Isabel que nos ayuda con el SEO, Héctor que es el informático que mantiene nuestra web o la empresa de transportes que lleva todos los pedidos a vuestras casas.
Fabricamos todos nuestros zapatos en dos pequeños talleres, en Elche y Morella, donde tienen unas cuantas personas empleadas. Trabajamos también con 3 o 4 proveedores de tejido en función de la temporada y un proveedor de cordones, sin contar los propios proveedores de nuestros talleres (yute, caucho, hilos, ribetes, etc).
También trabajamos con una imprenta local de Morella que hace nuestras cajas, tarjetas y otros detalles impresos que mandamos con nuestras Slowers. Otro taller cose y serigrafía las bolsas de algodón orgánico que regalamos casi siempre con cada par. Y por último un artesano que nos hace la chapita de madera que recibís en la caja como regalo.
Posiblemente ninguna de las personas que formamos parte de este ecosistema vamos a ser millonarios, pero vivimos de nuestros pequeños negocios, tributamos en nuestro país, satisfacemos necesidades de las personas que son nuestros clientes, contribuimos a crear una sociedad más rica y ponemos todas nuestra ilusión e ingenio para seguir adelante. Así creamos una red donde la riqueza se distribuye de forma más equitativa, así creamos una sociedad más justa hecha de personas contentas con lo que hacen.
Nos ha gustado darnos cuenta de como Slowers contribuye a un mundo mejor, haciendo calzado para inspirar a caminar a otro ritmo y también contribuyendo a crear un camino transitable para nuestro país. Carreteras, escuelas, sanidad, educación, infraestructuras y personas satisfechas que generan y mueven el dinero de sus pequeñas empresas aquí. Cuando una sola persona está contenta y es próspera genera una honda expansiva que comienza repercutiendo en la economía y en las personas que hay a su alrededor.
Y por supuesto todo esto es gracias a vosotras y vosotros. Gracias a vuestra decisión de calzar unas Slowers para ser parte de este movimiento de personas que quieren caminar a otro ritmo. ¡GRACIAS! Sin ti no sería posible.
Creemos que el reto del consumo, de aquí en adelante, va a tener mucho que ver con la elección de las empresas a las que se les compra más que con la elección del producto en sí (aunque también es muy importante). Me explico, hoy día podemos comprar ropa, calzado, comida o cosmética eco en muchos supermercados que pertenecen a grandes cadenas multinacionales extranjeras o podemos elegir conscientemente alimentar a marcas que produce de forma responsable y alimentan un ecosistema de personas que quieren vivir de sus pequeñas empresas.
Dejamos ahí esta reflexión que estos días nos está moviendo por dentro. ¿Tú que opinas? Si te apetece seguimos la conversación en comentarios.
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