Hoy el post va de hacer o no las cosas que nos gustan, a continuación la anécdota que inspiró estos pensamientos.
El otro día estaba yo comprando fruta en el mercado y me puse a hablar con una de las vendedoras, resulta que le habían contado que había estado varios meses en Tailandia (cosas que pasan en los pueblos …) y me preguntó por la experiencia.
A continuación me dice: “Entonces te gusta eso de conocer mundo…” Y antes de que yo pudiera llegar a confirmarlo, ella misma dijo “claro, si no no te hubieras ido”.
E-VI-DEN-TE-MEN-TE
Pero a mi me dio que pensar porque esto que visto así parece tan de cajón no está tan claro en nuestro día a día, ni en la vida de muchos. Es decir, si hicieras una lista con todo lo que vas a hacer hoy, ¿cuántas cosas se podrían incluir en la sección de me gusta y cuántas en la de no me gusta?
Así es, hacemos por costumbre muchas cosas que no nos gustan simplemente porque está socialmente aceptado que ciertas cosas no te pueden gustar, es lo “normal”, y una vez se incluye en esta categoría resulta que todo está bien (aparentemente).
Mucha gente acepta que su trabajo no le divierte porque es “lo normal”, otros aceptan que casi no hay comunicación con su pareja, sí, porque está incluido en la categoría de “lo normal”. O quizás no se atreven a hacer algún sueño realidad porque se sale de “lo normal”.
Como muchas veces digo es el mundo al revés y lo extraño es cuando llegas y dices tranquilamente: pues yo me lo paso muy bien con mi trabajo, de hecho, hoy no elegiría hacer nada diferente de lo que voy a hacer. Entonces todos te miran con cara de “eso no es posible” e inmediatamente dejas de pertenecer a la categoría de lo normal para pasar a la de lo raro.
Resulta que cuando te sales de ese circuito de la resignación a lo normal te encuentras en muchas conversaciones en las que no tienes nada que aportar. Porque ya no entras en la queja (tan universal en nuestros días), la crítica o el lamento. Si algo no te gusta haces lo que está en tus manos para cambiarlo, sea en tu vida, en tu barrio o en el mundo.
Pasas de sentirte víctima a ser guionista y actor principal de tu propia vida. Porque … ¿Para qué quejarte si puedes actuar? ¿Para qué hacer lo normal si puedes hacer lo que te gusta? ¿Para qué vivir a medias si puedes vivir completo?
Y ya lo sabes, no es mi intención decir a nadie lo que tiene o no tiene que hacer, eso faltaría. La cuestión es que yo sí me hago estas preguntas y trato de responderlas en base a la práctica. Yo me aplico el cuento a mí misma y te lo explico aquí porque me gusta, porque es una de esas cosas que disfruto. Esto es un experimento práctico de vivir mi vida a mi propio ritmo contado por fascículos. Sin más pretensiones, me gusta escribir sobre estas cosas y si a ti te gusta leerlas pues entonces hacemos el tándem perfecto! Esto es un ganar-ganar!
Eva Martín says
Hola María…(hola Ringo).
Me encantan tus propuestas, pero a veces es tan difícil…siempre he estado muy segura de que tu corazón te marca mejor el camino que ninguna otra cosa, que debes seguirlo ahí dónde te indique, luchar por lo que sientes que debes luchar, hacerlo todo con el corazón en la mano,etc…
Pero ahora tengo grandes dudas, yo me dedicaba a cocinar, además cocina ecológica, hecha con mucho cariño…pero sentía que tenía que terminar lo que me dejé a medias, la carrera de Ingeniera Técnica Agrícola, así que me puse a ello y la terminé, con grandes esfuerzos, ya que trabajaba a la vez, la acabé, además aprendí mucho, saqué buenas notas, hice un proyecto fin de carrera que me apasionaba… y cuando la acabé me surgió la oportunidad de trabajar como Técnica de campo, “vaya!!!!, menuda suerte!!!!”…tenía que dejarlo todo, cambiar de provincia, invertir mis ahorros en comprar un vehículo,…lo hice, una semana después de presentar el proyecto ya estaba aquí instalada visitando fincas en mi nueva profesión, hace casi dos años de esto…y te lo cuento, a punto de llorar,…estoy agotada, muy decepcionada, con la conciencia muy intranquila (por varias decisiones que he tenido que tomar en mi trabajo), con muchos enemigos (antes no consideraba tenerlos) y ahora no sé de dónde sacar la energía para romper con esto y salir de aquí, tampoco tengo ya el colchón económico que tenía…y sobretodo, ya no tengo la confianza que tenía en mi corazón,…y cuando leo comentarios como el tuyo, que es un discurso que escucho muy a menudo últimamente, quiero creerlo, pienso…”algún día entenderé porqué me ha pasado esto”…pero, a veces también me invade una nube oscura y pienso que quizás seáis tod@s un puñado de soñadores y que os ha salido bien, como podría haberos salido mal, como a mí…
Eva says
Gracias…
mariablog says
Hola Neus! Sí, yo también soy chica de campo, y esto de organizar un encuentro slow en una ciudad ya de por sí me suena extraño, pero lo conseguiremos! Ya haremos otro más adelante en Morella …