Bueno, bueno, que últimamente tengo un poco abandonado el blog, lo se, se han juntado distintas circunstancias, entre ellas que parte de la primera colección de alpargatas ya ha llegado a la casa Slowers!!! Y claro, yo quiero hacer una presentación en el blog en toda regla y me he empeñado en que las primeras fotos han de ser en alguno de los caminos que cada mañana me sirven de inspiración, pero nada, parece que el señor tiempo ha decidido que aún no es el momento porque entre vendavales varios, ciclogénesis, y días nublados no he conseguido hacer una sesión de fotos en condiciones, así que tendréis que esperar unos días más, y entretanto hablaremos de un gran tema: la famosa globalización.
El pasado domingo, en el programa Página 2 vi la entrevista que le hicieron a Edoardo Nesi sobre la publicación de su libro “Una historia sin ayer”. La verdad es que no lo he leído pero sí leí el verano pasado su éxito “La historia de mi gente” y desde entonces tenía pendiente escribir este post.
Este libro me resultó muy familiar desde el principio pues también describe la historia de mi gente, de mi familia, y la de todas esas familias de España, Portugal e Italia que han visto como la sustitución de un modelo económico civilizado por otro cuyo principal objetivo es la rentabilidad más elevada posible sin reparar en costes humanos, acababa con sus negocios de toda la vida.
Mi padre, al igual que Nesi, heredó una empresa familiar de fabricación de tejidos, y al igual que él, vivió toda la transformación de nuestro sistema económico. Estos empresarios, como comentó Nesi en la entrevista, tenían una visión romántica de sus negocios, creían en ellos y en su gente, sentían pasión y volcaban en ellos toda su creatividad, pues pocas cosas puede haber más creativas que la gestión diaria de una pequeña empresa.
Comentaba Nesi que una de sus grandes sorpresas fue ver cómo la clase trabajadora se identificó desde el primer momento con el libro, que estaba narrado desde la experiencia de un empresario. En realidad a mí no me sorprende ya que es un libro narrado desde la humanidad, pues cuando esos trabajadores no son números anónimos que viven en la otra parte del mundo, sino Juan (que ha tenido un problema con su mujer y está pasando por un mal momento), o Gloria (que hoy su hijo se ha puesto enfermo) comparten con el empresario lo principal, ser personas que lo único que desean es vivir su vida de la mejor forma posible.
Hay un párrafo del libro que dejé señalado desde que lo leí:
“Porque, como ya debería haber quedado claro incluso para nuestros mayores, tan entusiastas de esta maldita globalización sin reglas, el dinero que hoy ahorramos comprando los productos chinos es el mismo que servía para pagar los sueldos de los trabajadores italianos, las hipotecas de sus casas y sus pensiones, sus estancias en el hospital, los colegios de sus hijos, sus coches y su ropa.”
Cuánta verdad en un sólo párrafo. Yo tengo la certeza de que este modelo económico tiene puesta ya su fecha de caducidad, porque no tiene sentido mantener un sistema que está en contra de las propias personas y del planeta. Y también creo que el cambio viene desde abajo, desde cada uno de nosotros, que tenemos el poder y el deber de elegir lo que queremos para nosotros y nuestros hijos, ya que cada uno de nuestros pequeños actos diarios de consumo marcan la dirección del futuro que deseamos.
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