Esta mañana estábamos Ringo y yo tranquilamente entregados a nuestro paseo matutino cuando nos hemos cruzado con una mujer a la que vamos a llamar Maruja. Pues resulta que Maruja iba hablando por el móvil y por lo poco que he captado de la conversación mientras nos cruzábamos, he entendido que estaba un poco enfadada, bueno, más bien te diré que estaba despotricando sobre alguien que le había hecho no se qué cosa …
En fin, el típico caso de me enfado y necesito que todos se enteren … Y yo me he dicho a mi misma: Señora Maruja, son las 8 de la mañana, el sol está saliendo, estamos en un sitio precioso, hemos venido aquí a respirar un poco de aire fresco, a empezar bien el día y … ¿realmente es esto necesario?
Es decir, de qué sirve venir aquí a relajarnos, o a hacer ejercicio o a hacer lo que usted venga a hacer aquí, Maruja, si mientras está usted hablando por el móvil, rememorando al detalle ese enfado con esa persona que no está aquí y desatando sus niveles de cortisol.
Sí, señora Maruja, ya bajando al nivel más práctico, le diré que me parece que este paseo suyo es totalmente contrapoducente y que no le acabo de ver el sentido. En fin, que para pasear colgada del móvil sin mirar el paisaje que nos rodea no hace falta venir hasta aquí. Y que si tiene tantas cosas que decirle a esa persona, pues mejor va, se las dice, y luego viene a pasear.
Y es que así andamos por la vida, ¿no te parece? Aquí pero allí, ahora pero ayer (hace un mes, hace un año …), ahora pero mañana. Y mientras … sí, mientras la vida se nos va, se nos escapa, poco a poco, lentamente. Sin darnos cuenta se nos va.
La cuestión es que me ha dado por pensar que hace unos años la señora Maruja hubiera podido ser yo. Sí, yo también andaba así por la vida, nerviosa, con enfados pendientes pero sin decir las cosas en el momento y a quien corresponde, sin ser capaz de centrarme en el momento presente, sin darme unos espacios para estar en silencio conmigo misma, sin ver los pequeños detalles … Sí, yo hubiera podido ser Maruja.
Pero un día decidí que ya no iba a vivir más así. Un día cambié. Lo hice poco a poco, con constancia y voluntad, dando pasos (muchos adelante y algunos hacia atrás) y aprendiendo a identificar cuando me habla mi corazón.
De ahí nació Slowers, y también otra forma de entender la vida, la que te explico cada viernes en este blog. Así que hoy te presento algo IMPORTANTE (ya te advertí de que estos últimos meses del año iban a ser moviditos), hoy te presento el curso online MÁS SLOW, MÁS FELIZ: 5 PASOS IMPRESCINDIBLES PARA CAMBIAR TU VIDA.
Ese curso en el que he sintetizado todas las herramientas, hábitos y trucos que yo he usado y sigo usando para cambiar mi vida. Ese curso que me hubiera gustado encontrar en su momento.
¡ENTRA AQUÍ que te cuento más!
Ah! Y si no has visto la serie de 4 vídeos Más slow, Más feliz déjame tus datos aquí abajo y podrás acceder a ellos, que sólo estarán disponibles hasta el lunes, ¡así que aprovecha!
Ahora sí! Como lo prometido es deuda … aquí tienes el link para ver los vídeos. ¡Disfrútalos!
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.