Tenía este post preparado para publicar cuando me enteré de la muerte de José Luis Sampedro. Leyendo algunas de sus frases más célebres encontré ésta que viene a resumir lo que trataba de explicar yo en los siguientes párrafos: “El tiempo no es oro, el oro no vale nada, el tiempo es vida”. Así que este será mi pequeño homenaje a este gran hombre:
No se puede hablar de vida slow sin tratar el tema del tiempo, esa medida que siendo igual para todos es entendida de forma tan diferente por cada uno de nosotros. Me sorprende cuando alguien me dice: “no tengo tiempo para nada” (dando por supuesto que dentro de ese “nada” están incluidas muchas cosas que le gustaría hacer), ya que pocas cosas existen tan democráticas como el tiempo, desde el día en que nacemos cada uno de nosotros cuenta con 24 horas por día, ahora sí, la manera en que las utilizamos es decisión de cada uno.
Y aquí es cuando vienen todas las excusas que escucho habitualmente, que si el trabajo, que si esto, que si lo otro … y yo repito: todos tenemos el mismo tiempo, es tu derecho y tu deber decidir en qué quieres invertirlo, al fin y al cabo, es tu vida.
Ilustración Lisa Congdon
En relación con este tema el otro día leí una frase que sintetiza perfectamente una actitud que estoy tratando de aplicar desde hace ya un tiempo: lo importante va siempre antes que lo urgente. ¿Y qué es lo importante? Pues supongo que aquí también podríamos entrar en debate pero para mí está claro, lo importante es aquello que me hace sentir bien, que me proporciona bienestar, y esto incluye, entre otras cosas, una serie de hábitos diarios que me permiten tener la mente al 100%, inspirada y creativa, que hacen que cuando me pongo a trabajar todo salga de forma fluida y que me quede energía para tener una vida personal plena.
Entre los hábitos a los que dedico un tiempo “indefinido” diario están: pasear por el monte, preparar comidas saludables y comer con tranquilidad, meditar, hacer actividades que me gustan, lecturas inspiradoras, …
Y es verdad, hay días en que se que tengo un montón de tareas “urgentes”: mails por contestar, he quedado con gente, tengo que salir de viaje, etc, supongo que como cualquier autónomo que tiene varios frentes abiertos a la vez. Pero si tengo algo claro es que cuanto más despejada está mi cabeza de todas esas cosas menos tardo en hacerlas y más fácil sale todo. Podría pasarme toda la mañana en el ordenador pensando en cómo voy a estructurar el catálogo, pero prefiero dar un paseo en contacto con la naturaleza y relajar mi mente, porque se que en cuanto llegue a casa todas las ideas vendrán de forma fácil y en un momento el catálogo estará listo.
En fin, a mí es una medida que me funciona muy bien, y aquí lo dejo para todos aquellos slowers que tengáis el mismo concepto de lo importante y lo urgente.
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