Parece que mis días en Chiang Mai (por esta vez) tocan a su fin, han sido 2 meses, 2 meses!!! madre mía, parece que aún no me lo creo, pero sí, han sido 2 meses en los que he disfrutado al máximo.
He disfrutado de cada momento desde el día que llegué. Supongo que vine con esta actitud y con tantísimas ganas que no podía ser de otra forma.
He disfrutado de las horas y días que he pasado sóla, sin hablar con nadie, y he disfrutado de todas y cada una de las personas que he ido conociendo. Porque hay algo en Chiang Mai que te atrapa, y para mí es la gente, o mejor dicho, la forma de relacionarse.
Por una parte están los thais ¿puede existir un pueblo más amable que este? A mí me tienen enamorada. Son dulces en su punto justo, silenciosos y respetuosos. Pero sobre todo hay algo que me encanta y es que sonríen, sí, te sonríen sin conocerte, cuando te cruzas con la bici, cuando entras, cuando sales, cuando das las gracias …. Sonríen.
Y como yo también soy de sonrisa fácil, pues me entiendo a las mil maravillas. Aunque a veces con su tinglish y mi spanglish la comunicación no es de lo más fluida, la sonrisa siempre obra maravillas.
Por otra parte están todos los extranjeros que habitan aquí por una temporada, no tanto los turistas rápidos que van programados, pasan 3 días y desparecen, sino todos los que estamos viviendo por varios meses.
Poco a poco te vas encontrando con la misma gente en diferentes sitios y las relaciones fluyen con una facilidad increíble. Se que voy a echar esto de menos pues hasta ahora no lo había encontrado en ninguna otra ciudad.
Aquí compartes mesa con desconocidos de forma habitual, tienes una conversación interesante (porque aquí hay una concentración muy elevada de personas con muchas cosas que contar) y al acabar simplemente te das un abrazo (ay! Esto también me encanta!) y hasta la próxima. De esta forma he conocido a muchísima gente de la forma más fácil, sin buscarlo, sin forzarlo.
Otra cosa es que una de las actividades principales aquí es cuidarse: masajes, yoga, tai chi, chi gong, biodanza, … y un largo etcétera. Y ahí también conoces gente, igual no hablas con nadie en ese momento pero luego te cruzas por la calle y ya hay un motivo para conversar o ir a comer juntos. Así funciona.
La verdad es que me ha encantado encontrar tantas personas con inquietudes y estilo de vida similares al mío, con tanto por compartir y aprender, y sí, lo he exprimido al máximo, y como te comentaba al inicio, lo he disfrutado mucho mucho.
Parece que esto suena a despedida, pero no, la aventura aún no ha acabado! El próximo martes me voy camino de las islas, a continuar conociendo lugares y personas interesantes, esta vez rodeada de océano y cocoteros.
La semana que viene te cuento más! Disfruta mucho tu también!
Isabel says
Chiang mai! Yo tambien he estado y es increible!
mariablog says
¿A qué sí Isabel? La gente cuando llegué me decía: cuidado con Chiang Mai que es adictiva … y la verdad es que sí, tiene algo especial.
mariablog says
Gracias Acorayda! La verdad es que estoy disfrutando y mentiría si dijera lo contrario …