Ayer fue uno de esos días que cuando te levantas y miras por la ventana volverías a la cama a toda velocidad, había una niebla baja y densa que no dejaba ver más allá de dos metros. Pero ya sabéis que yo tengo un compromiso con Ringo, mi pequeño Schnauzer, y llueva, nieve, haga viento o cualquier otro tipo de inclemencia meteorológica nosotros salimos a dar un paseo matutino.
Así que decidí probar suerte y acercarme a un camino que queda en alto, a ver si así nos podíamos librar de la niebla. Y en efecto, en cuanto llegamos a nuestro punto de salida, éstas eran las vistas que nos estaban esperando, no están mal, ¿verdad?