Vivimos en un mundo acelerado, de eso no cabe duda, es más, se premia al más rápido, al que hace más cosas, al que dice que no tiene tiempo para nada, al que va siempre de aquí para allá sin parar.
Y ante esto, yo no puede dejar de pensar que hemos venido aquí a disfrutar, a VIVIR, y si nos pasamos el tiempo en busca de la siguiente actividad, ¿realmente estamos disfrutando de los verdaderos placeres que nos ofrece la vida?
Ante esta pregunta, cuya respuesta para mí es más que evidente, he decidido hacer una selección de razones para empezar a vivir más lentamente, para disfrutar del slow life, (ya os expliqué en este post lo que significan estas palabras para mí). Y aquí van: