Todos los días mi primera tarea de la mañana consiste en dar un paseo con Ringo; en realidad lo de Ringo es una excusa porque a estas alturas ya no se quien disfruta más de esos momentos, si él o yo. Busco caminos de tierra solitarios, cerca de casa, sin reloj, sin móvil, sin hora fija para volver … un verdadero lujo slow. Ringo hace sus cositas, corre, huele todo lo que se pone a su alcance, ladra a las vacas y ovejas y persigue cabras montesas. Yo camino, observo, escucho, huelo, … y entre lo uno y lo otro, y en función de la estación en la que estemos, cojo flores, encuentro algún fósil, como moras, hago fotos, o simplemente disfruto de pasear.