A principios de mes leí este post de Oye Deb sobre la parte “menos buena” de tener tu propio negocio (el lado oscuro del autoempleo). Entre las cosas que se nombraban aparecía que dejas de arreglarte, que se te olvida comer, que dejas de tener vida social, que alternas constantemente la risa y el llanto, …
Me llamó mucho la atención por dos razones, en primer lugar por lo poco identificada que me sentía (¿será que no soy una verdadera emprendedora?) y en segundo por la gran cantidad de comentarios corroborando su experiencia.