Ya sabéis que la palabra rural forma parte del vocabulario habitual cuando nos referimos a Slowers. Hay varias razones para ello, en primer lugar soy pobladora rural y esto de alguna forma se transmite a las cosas que hago y evidentemente a mi proyecto. Por otra parte me gusta vivir en un pueblo, el aire puro, el silencio y el contacto diario con la naturaleza son aspectos que uno da por hecho aquí y que muchas veces sólo acabas apreciando por contraste cuando estás unos días en la ciudad y empiezas a sentir que te falta el aire.
La semana pasada estuve varios días en Madrid, siempre me gusta volver, estudié allí la carrera y me encanta, sin embargo ahora la prefiero en pequeñas dosis pues al tercer día ya empiezo a saturarme. Hay que ver cómo cambiamos ¿verdad? y así debe ser, de otra forma la vida podría llegar a convertirse en algo aburrido.
La cuestión es que yo en el pasado fui una urbanita empedernida, me encantaba la ciudad, el bullicio, la sensación de actividad constante, las infinitas opciones que ofrece, la novedad, la diversidad, y tantas otras cosas …. Y muchas de éstas me siguen gustando, no voy a decir lo contrario, pero ahora prefiero dejar la ciudad para ciertas ocasiones, disfrutar al máximo y volver a casa a respirar aire puro.