El mes de mayo es mes de romerías, y una época de gran actividad en las zonas rurales. Aquí, en las tierras del norte de Castellón, cada pueblo tiene un santo al que dedica una romería y además, se realizan bendiciones de términos en muchos puntos del territorio rural. La cuestión es que el sábado estuve en una de estas bendiciones que tiene lugar en un pequeño pico que marca el límite entre tres masías, y cada año en estas fechas se bendicen los cuatro puntos cardinales con el objetivo de alejar desgracias naturales y asegurar una buena cosecha. La verdad es que es un precioso ritual, con una serie de pautas estipuladas que no se mueven ni un milímetro con el paso de los años. Puede que en las masías en cuestión ya no viva gente, puede que las tierras no se cultiven, pero la tradición sigue ahí, imperecedera.
A cada uno de los asistentes se le da un “rollo” como los de la imagen, son bonitos, ¿verdad?. También he puesto unas florecillas silvestres que recogí.