Me pongo a escribir y veo que mi última entrada es de hace casi un año, ya ves, ha pasado un año. Me pregunto si debo explicarme, si debo explicarte por qué mis textos se espacian tanto, qué ha pasado.
Y supongo que lo mejor que puedo hacer es escribir, sencillamente. Te cuento que después de muchos cambios en estos últimos años (6 hogares diferentes en 4 años, no está mal …), cada vez me acerco más a lo que quiero, a lo que mi interior me pide, esa vida slow, esa vida tranquila.
¡Ahora tengo un huerto! Además de unos cuantos frutales. Sí, esta es una de las noticias más relevantes que puedo contarte. La familia ha crecido, dos humanos, dos canes, 11 arbolitos y un montón de plantitas a las que veo crecer cada día y me acercan más a esta vida slow que hace tiempo llamó a mi puerta.
Y es que es ese contacto diario con la naturaleza el que me permite estar centrada, en mi sitio. Porque cada vez más veo que este mundo en el que vivimos se está volviendo loco, cada vez más me siento distanciada de la sociedad que me rodea, y ya no consigo identificarme con muchas de las cosas que veo y escucho.
Sin embargo las plantas, los animales, Ringo y Rendi … ellos si que saben. Saben estar aquí, disfrutar de este momento, vivir centrados, valorar lo que tienen, agradecer lo que llega … Tantas cosas que a los humanos se nos han olvidado. Y ¿sabes qué? Es nuestro trabajo recuperarlas, reconectar, porque de esto va la vida, aunque nos hayan hecho creer que nuestro trabajo aquí consiste en tener y hacer muchas cosas, resulta que no, que hay un camino que nos lleva a la esencia, a la vida, al corazón.
Y en eso ando yo, ya ves. Te sigo contando en 15 días (esta vez de verdad) …
María Lourdes says
Bienvenida a tu casa guapa :-*
Maria says
Gracias por compartir de nuevo!
echábamos de menos tus palabras.. 🙂